Lo que nos aportan los detalles
florales de la naturaleza son capaces de sorprender, siempre son un valor añadido para provocar todos nuestros sentidos.
Rudyard Kipling, el célebre novelista ingles llama al Fuji Yama, la célebre montaña volcánica del Japón , el tónico de los japoneses; y verdaderamente es tan impresionante el espectáculo de la montaña sagrada, con su forma inconfundible, siempre coronada por la nieve, elevándose sobre un valle multicolor, en el que alternan los campos cultivados con los árboles en flor, que verdaderamente constituye un sedante nervioso para los que pueden contemplarlo.
Una de las festividades religiosas del año japonés es el momento adecuado para disfrutar de este cuadro de ensueño, ya que el Fuji Yama nevado puede verse como flotando sobre una nube de cerezos.
Este carácter ornamental del cerezo, y también de otros frutales, es aprovechado por los jardineros, que colocan estos árboles en jardines y parques para que sus flores, y también sus frutos, los hermoseen.
El antecesor del cerezo es oriundo del sudeste de Asia y recibe el nombre popular de "cerezo de los pájaros" por un hecho interesante. Debido al pequeño tamaño del hueso de su fruto , los pájaros fácilmente se lo tragan y, al no digerirlo, lo expulsan en sus deyecciones , a veces a gran distancia de su origen. Este hecho, al parecer insignificante, contribuyó a que el cerezo se fuera extendiendo hacia el oeste, llegara a Argelia y de allí a Europa. De esta especie salvaje y del cerezo ácido, oriundo del Cáucaso, derivan las actuales variedades obtenidas por sucesivos cruces y adecuada selección.
El cerezo es un árbol de tronco liso y copa abierta. Alcanza una altura entre 6 y 15 metros, aunque si se encuentra en terrenos arenosos, muy bien puede alcanzar los 30 metros. Sus hojas son lanceoladas y sus flores blancas , éstas nacen en el ápice de un largo pedúnculo y se agrupan en hacecillos parecidos a umbelas.
Al mismo tiempo que tiene lugar la floración , comienzan a brotar las nuevas hojas , que pronto lo van a vestir de verde. El fruto es la cereza, de color rojo y jugosa carne, que oculta en su interior, y adherido un hueso, un hueso duro de superficie lisa, el cual contiene la semilla.
En el cerezo silvestre, los frutos son pequeños y escasa la carne, mientras que en las variedades cultivadas , se ha logrado que la carne sea abundante y sabrosísima.
La mayor parte de las cerezas se consumen en fresco, aunque cantidades importantes se destinan a la conserva, para congelación y también para fabricar algunos licores.
La madera de cerezo es sumamente apreciada por su color rojo y hermoso brillo. Especialmente buscada es la madera del cerezo negro, que se presta bien a trabajos de grabado y modelado, empleada mucho en trabajos de ebanistería.
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Preciosos tonos de flores rosadas en el árbol |